— ¿Qué tal? Te amo.
— Bien, ¿y tú? Y yo te amo a ti. Mucho. Y te extraño, me haces falta.
— Bien, todo tranquilo. No dejo de pensar en ti. Necesito olerte, tocarte, besarte.
—A ver si un día nos vemos. Fui muy cobarde. No he querido a nadie como a ti.
— Eso, a ver si nos vemos. Pero hagamos algo, por favor, que se nos va el tiempo, la vida.
Y así.