Mi nombre es Javier. Soy desarrollador de software, de una isla volcánica sin volcanes llamada Cuba. Uno más que salió a ver mundo, a caminar un rato, y tras ese empeño caminó un tiempo por la abrumadoramente bella ciudad de Rio de Janeiro, y actualmente lo hace por Winston-Salem, una pequeña ciudad rodeada de bosques de Carolina del Norte, al sur de los Estados Unidos.
Soy habanero, de un pueblecito de pescadores al este de la ciudad llamado Cojímar, lugar que muchos años antes viera a Hemingway desembarcar con su yate Pilar a la vuelta de sus pesquerías. Hijo de una María del Carmen y de un Eladio, y hermano de un Harold, que no dice mucho pero que en verdad dice mucho. Beatlómano y trovadicto, enfermo a todo lo que incluya una guitarra y a un ser humano deshaciéndose sobre ella. Cinéfilo. Aficionado a la cerveza, al ron y al buen vino. Bailador mediocre y cantante ni en la ducha. Fanático a los deportes, pero sobre todo futbolero crónico. Aprendiz de todo y lector irrenunciable. Un poco ególatra, a veces demasiado. Alegre y bromista, también a veces demasiado. Contradictorio, pero siempre yo. Un tipo más con ínfulas de escribidor que se atreve a aspirar que lo lean, que ya es pedir demasiado
Esto es una aventura total, respeto demasiado al oficio de escribir y a los que se dedican a él como para pretender algo más en este espacio que no sea ir derramando ideas y vivencias en lo que voy caminando. La idea es poner en palabras las tormentas que habitan en mi cabeza, lo que me gusta y me disgusta, mis frustraciones y arrebatos.
Entonces nada, caminemos sin camino, los que se quieran sumar a la marcha, más que bienvenidos sean.
Bienvenido kminante!!!! Enhorabuena por tu blog!!! Voy a leer tu post, el primero 😉
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Agradecido por tu visita, mucho
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Me siento como una mamá cuando su niño aprende a caminar 🙂
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Tu eres autora intelectual de este intento, a ver si estoy a la altura.
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Siempre.
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